El San Froilán era el rali más
importante del año para nosotros, por motivo de su coeficiente y también de la
situación de la clasificación después de dos carreras. Aunque la fatalidad
quiso que Pedro Villar no pudiera estar presente en el “rali de casa” y se
quedaba sin opciones para la copa, si estaba presente el equipo Cabarcos-Prieto,
empatado con nosotros y además de un nuevo equipo también con 325i
e30-Fernández Couceiro. De todos modos también había inscritos varios Bmw fuera
de la copa con los que poder medir los tiempos.
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Momento exacto del pinchazo, captado por Angel Villar |
El rali empezaba el viernes con
un tramo en un polígono industrial 2,7 kilómetros, con “chicannes” de esos que
normalmente se nos dan muy mal, pero para este rali nos habíamos mentalizado
mucho de tratar de correr en todas las situaciones y empezamos el rali con un
puesto 28 en la general y con algo más de 4 segundos de ventaja sobre Vicente
quedando además por delante de casi todos los bmw, excepto del inalcanzable
Dani Dopico que maneja como nadie en Galicia hoy en día la caballería de su M3
e36 y que se merece materializar un buen esultado más pronto que tarde.
La única parte negativa del día
sería la rotura, de nuevo, de una rótula de las copelas delanteras que se
habían montado reforzadas y nuevas para este rali.
Al día siguiente salimos
totalmente al ataque en la primera sección y dando lo mejor de nosotros en el
primer tramo conseguimos volver a hacer un tiempo dentro de los 30 primeros y
aventajar a nuestro principal competidor en 14 segundos, sin embargo en el
segundo un exceso de fogosidad, llegando incluso a peligrar las fotocélulas de
meta y también algún error en nuestras notas, nos hacía perder con Vicente y
Rubén 13 segundos, dejando nuestra ventaja nada más que en 6 segundos.
En la asistencia, sustituimos las
copelas por las de serie, con la imprescindible ayuda de nuestros máximos
competidores y afrontamos la segunda sección con el planteamiento de seguir atacando
con todo y así salimos a la repetición del primer tramo, pero la fatalidad
quiso que pasando algo más de la mitad de la especial sufriéramos un pinchazo y
además decidíamos parar en el tramo a cambiar el neumático por la distancia que
quedaba. Probablemente la decisión fuese equivocada porque el tiempo perdido
fue superior a los 6 minutos y medio y la meta del tramo no estaba tan lejos,
pero el miedo a romper el coche o incluso chocar pudo más que el ansia de
ganar. Lo más triste fue que según lo que vimos por la grabación de la videocámara
en el momento de parar íbamos mejorando nuestro tiempo anterior en 8 segundos,
mientras que Vicente y Rubén hicieron 7 segundos peor que nuestro tiempo de la
primera pasada.
Una vez sufrido este percance,
afrontamos nuestra segunda pasada por el tramo de Muras a un ritmo más
conservador, aunque marcando, sorprendentemente, el mismo tiempo que en la
primera; lo que demuestra los errores cometidos en ella.
El planteamiento de la tarde era
no arriesgar, pero intentar recuperar el segundo puesto en la copa de
propulsión que habíamos perdido en el percance del pinchazo con
Fernández-Couceiro y tramo a tramo fuimos recortando hasta conseguir ese
objetivo. Aunque la tarde no estuvo exenta de movimiento ya que el tramo de
Outeiro de Rei se neutralizaba en la primera pasada debido a un accidente y la
segunda se celebraba después de un intenso aguacero y totalmente de noche,
donde Vicente y Rubén hicieron un tiempo espectacular.
Finalmente, conseguíamos el
segundo puesto, lo que unido a la victoria de Cabarcos-Prieto, elimina la posibilidad
de depender de nosotros mismos para ganar la copa y por ello y la falta de
presupuesto hemos decidido no asistir a la última prueba, el Rali Ribeira
Sacra, ya que aunque fuésemos primeros, el segundo puesto le serviría a Vicente
para ganar.
La sensación es agridulce, porque
si bien somos conscientes de que probablemente, Cabarcos Prieto nos hubiesen
ganado de igual forma, estamos seguros de que habríamos presentado batalla
hasta el final, pero también estamos contentos por la mejora de ritmo que hemos
demostrado. En cualquier caso éste ha sido un año precioso, en el que hemos
aprendido mucho, hemos tenido competidores y el ambiente ha sido tan agradable
que parece que a todos nos gustaría repetir el año que viene.
No quiero terminar esta crónica
sin dar la enhorabuena a los ganadores de la copa Vicente Cabarcos y Rubén
Prieto y hacer patente su gran deportividad, indicándonos antes de la salida un
error que teníamos en las notas del tramo espectáculo y dejándonos corregir con
las suyas y prestándonos sus medios para cambiar las copelas cuando estábamos en
plena pelea.
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